domingo, 8 de marzo de 2015

Moro (El Perro de la Muerte)

Sucedió en un pequeño pueblo de Córdoba( Fernán Nuñez) , a principios de los años setenta.
Apareció un buen día, sin más. Nadie sabía quien lo había traido o de donde había venido.
Era un perro vagabundo, negro,desaliñado,delgaducho,... Una anciana se apiadó de él y de vez en cuando le ponía comida en la puerta de su casa...y con esa anciana comenzó la historia.
Una noche Moro pasó toda la noche aullando frente la puerta de dicha señora y a la mañana siguiente el alguacil del pueblo extrañado entró en la casa y se encontró el cadaver. El perro continuó en el umbral de la puerta llorando y aullando durante todo el velatorio. Pero no contento con eso, cuando la comitiva salió de la casa en dirección a la iglésia, Moro se colocó entre el feretro y los familiares. Y de la iglésia al cementerio lo mismo. Moro pasó la noche velando el cuerpo.

A los pocos dias Moro montó un buen escandalo frente a una casa en la que había una joven gravemente enferma,...esa misma noche la chica murió y el amable perrito repitió todo el trayecto que había hecho cuando murió la anciana.
Se dice en el pueblo que esa misma escena se repitió por algunos años hasta 600 veces. Ya no solo esperaba a los que morían en el pueblo, sino que aveces se le veia esperando a la salida de la carretera general y al momento aparecía un coche fúnebre en dirección al pueblo.
Los lugareños le temían y en dos ocasiones fue subido por la fuerza a vehiculos para alejarlo del pueblo. Una vez llegó a Granada, la otra a Ciudad Real,....pero al cabo de un tiempo Moro aparecia de nuevo en el pueblo dejando a todos estupefactos.
Pero las grandes historias tienen siempre tristes finales y a Moro le llegó su final cuando los familiares de una niña muy enferma descargaron toda su furia contra él cuando la niña murió y éste esperaba y aullaba en el umbral de su casa.
Años mas tarde, los propios lugareños arrepentidos del final terrible que había tenido el perro exigieron un monumento en la plaza del pueblo en honor a ese ser que sin duda y de manera inexplicable tan conectado estaba al pueblo.
Se dice que, aún hoy en dia, cuando un lugareño es enterrado en el cementerio municipal, los aullidos y llantos del perro Moro se escuchan por todo el pueblo....su pueblo.
 El animal siempre sabía de antemano quién iba a morir. Su sexto sentido
Fueron 600 casos los que se contabilizaron que el perro, Moro, fue capaz de predecir. Y siempre, hasta el último de sus días, acompañó hasta el último momento a cada uno de los vecinos de Fernán Núñez.
¿Poder extrasensorial? ¿lo que vulgarmente llamamos sexto sentido?, pero el de Moro es sólo uno de los muchos casos de animales en los que se ha constatado que tienen un instinto fuera de lo común. siempre lo guiaba a la puerta de la casa donde iba a producirse una muerte próxima, y allí, pacientemente, esperaba en su puerta. Lo curioso es que su ritual no finalizaba hasta que no había asistido, en el cementerio local, a su sepelio. Obviamente, aquella actitud del animal asustaba a todos los vecinos que no querían verlo ni en pintura, como vulgarmente suele decirse y por ello, en más de una ocasión intentaron echarlo del pueblo. 

jueves, 5 de marzo de 2015

La Chiquita Piconera

                       María Teresa López González

Nacida en un rancho de Buenos Aires (Argentina) el 11 de septiembre de 1913, hija de familia cordobesa emigrada, María Teresa López González es conocida por haber sido musa del pintor Julio Romero de Torres en varias de sus pinturas, en especial su más conocido cuadro La Chiquita Piconera
          Datos biográficos
Con siete años de edad regresa a Córdoba y, junto a su familia, se instala en el barrio de San Pedro, cerca de la residencia de Julio Romero de Torres. El pintor, conocido de la familia, conoce a María Teresa de mano de la mandadera de la familia, que la llevó a conocerlo por el interés que éste había manifestado. La tarde siguiente, comenzó a posar, por tres pesetas la sesión. De esas sesiones surgió una serie de pinturas que concluyó, en 1930, con la que sería la última obra de Romero de Torres: La Chiquita Piconera.
El pintor, que por estos años reside en Madrid, la pinta en las visitas que realiza a su tierra natal. Corrieron entonces rumores por la ciudad sobre la relación entre ambos. Si bien ella reconoce que efectivamente el pintor trató de seducirla, pero que nunca ocurrió nada, los rumores marcarían su vid
Su matrimonio apenas duró dos años, tras los cuales, nunca volvería a tener pareja, pues según declaraba ella misma, los hombres la buscaban por la fama que adquirió cuando posaba para Romero de Torres.
Sus últimos años los pasó en la residencia San Sebastián de Palma del Río y el 26 de mayo de 2003 falleció en el Hospital de los Morales de Córdoba donde llevaba ingresada un mes. Sus restos descansan en el cementerio de El Carpio.