lunes, 30 de diciembre de 2013

Zapateros en faena, Villafranca de Córdoba (Los Años 1956)



En Villafranca de Córdoba  hubo  muchos zapateros, pero las dos empresas más fuertes eran, la zapatería  Don, Francisco Villegas Matinés, conocido  por  Paco Villegas en todos los años  que tuvo el taller hasta  su jubilación  tubo  ocho o diez per zonas; La otra empresa era Don.  Francisco  Torrero también tenía  varios hombres. 
Los demás trabajaban por su cuenta, Todavía  asiste  uno  que ahora  se dedica a los arreglos de ponerle tapas  a los tacones.
En  los  años  de 1919 también  hubo  otro  empresario  Zapatero  y  tenía  su fábrica  paz curtir  las pieles de la misma lo calidad  se llamaba  Don. Gonzalo  Torres Zorrilla,  lo que era la  fábrica todavía asiste en la CALLE LA CRUZ.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

El trabajo del piconero es un trabajo de risa, sino saca picón saca cenizas



Los Piconeros  
Habrá personas a las que no le diga nada la palabra PICÓN, pues hay que tener más de 40 años para haber conocido en las casas españolas los braseros, colocados en las mesas-camillas y alimentados por un carbón vegetal hecho con ramas de encina, jara o pino.
Aún hoy se encienden braseros en nuestros pueblos, en particular por esas personas mayores, a las que no les da la gana adaptarse a las modernas calefacciones de fuel-oil, gas o electricidad.
De vez en cuando hay que mirar al pasado.


Los piconeros apilan las finas ramas de encina y, cuando la pira está preparada, se enciende generalmente con una "abulaga" o "ardevieja".
A continuación se va echando el monte más gordo hasta que prende bien; luego el más fino y ligero, pues ya la candela puede al hombre


Después de 5 ó 6 horas, se apagan las brasas con agua y tierra para detener la combustión.
Cuando el picón se enfría, y se comprueba que está apagado, se mete en sacos y se transporta del campo al pueblo.


La figura del piconero, ya casi desaparecida, tuvo gran raigambre hasta mediados del siglo XX.
¡Duro oficio éste!
Cuando regresaban a sus casas los esperaba la olla familiar. Mientras reponían las gastadas fuerzas, confiaban a sus hijos y a sus mujeres la venta de lo que consiguieron con tanto esfuerzo: Ese carbón menudo llamado picón.
Siento una viva emoción al recordarlos y desde aquí les expreso mi admiración y agradecimiento por todo el frío que me han quitado en los terribles y crudos inviernos de Extremadura.

Viene a colación esta entrada porque Vicente ha ido hoy a hacer picón. Para é
cualquier excusa es buena para pasar un día en el campo.
Con el picón que me traiga encenderé braseros durante los días de la próxima Navidad.El agradable ambiente que desprenden no lo cambio por ninguna de la
modernas maneras de quitarse el frío.